lunes, 24 de noviembre de 2008

El que Vuela ( Tercera Parte)



Sus ojos se movían en todas las direcciones posibles, buscando alguna cosa que pudiera servirle de defensa o en su defecto de ataque. No se atrevía a mover la cabeza; si estaba allí notaría su falta de atención. Pero no divisaba nada, ni siquiera una simple piedrecita. El miedo estaba cobrando más terreno dentro de ella y la duda de si estaba en lo cierto y había alguien empezaba a embargarla, no percibía ni olores, ni sonidos que le dieran alguna certeza.

De pronto, la brisa empezó a soplar en dirección a ella. Está allí. Otra vez, su sangre se agolpaba, su corazón latía desbocado y aumentaba su sudoración. Tenía el presentimiento que si algo estaba allí la podría perseguir. Y si es un ser monstruoso?. Sintió deseos de llorar. Por qué a ella?, de que trata todo esto?, quién es? qué es?. Por qué siente tanto miedo?. Si se movía hacia el oeste en dirección a su casa estaría perdida, allí estaba Hanna. Y si la ponía en peligro?. Si tomaba el Este, por donde había llegado solo había mayor oscuridad y demasiados árboles y edificios cercanos que le permitieran desarrollar velocidad. Velocidad? Dios, espero tenerla!. Nunca probó qué tan rápido volaba a grandes distancias. Esperaba no necesitar de ello. Al Norte estaba La gran montaña del Ávila, ni soñarlo!. Necesitaba gente y tránsito y un lugar como una discoteca o una jefatura, lo que sea!.

Eso era vida nocturna!, el Sur. Si seguía en línea recta llegaría a Les Mercedes, siempre hay vida nocturna allí y no estaba lejos... Giró hacia su derecha y voló lo más rápido posible tomando ése rumbo. No podía evitarlo, y volteó a ver si la seguían, y no vió a nadie. Pero estaba tan asustada que no podía parar de volar y subir más y más alto. Aunque no veía a nadie sentía que debía alejarse lo más pronto posible de allí y además, lo más lejos que pudiése.

Este vuelo no lo disfrutaba, no sentía placer alguno, temía tanto por su vida que no podía darse cuenta que estaba atravesando varias urbanizaciones desde lo alto y divisando toda la ciudad desde arriba. Cuando divisó la urbanización Las Mercedes exhaló un suspiro. Y sin pensarlo volvió a mirar atrás de sí. No se confiaba aún en su buena suerte. Lo que sea que estaba allí era humano y ahora si tenía la certeza. Y cómo subía al árbol?, sería alado como ella? sería un ser deforme? y si era un caníbal?, Y si sólo la quería para su cena?, No era algo bueno y lo sabía.

Logró divisar una calle transversal a la avenida principal, con luz pero sin transeúntes y decidió descender allí. Caminó hasta la ruta de sitios nocturnos y fue pasando por frente de cada uno sin atreverse a entrar. No tenía sentido. Estaba sola. Pero qué hacer?, volver a casa?, no se sentía segura allí. Miraba a la gente pasar: unos celebrando, otros riendo, otros borrachos, ambiente de fiesta y movimiento, los autos pasaban con música a todo volumen. No había donde aparcar, la gente caminaba por las calles sonreídas y alegres. Qué deseos podría tener ella de entrar a cualquier lugar de esos?, no tenía nada que celebrar, ni siquiera estaba acompañada. Se imaginaba en cualquier barra pidiendo un trago, y por qué brindaría? porque había un monstruo cerca de su calle que no la dejaba entrar a su casa?.

Merodeó las calles pensando qué hacer o a dónde ir. Lo más atractivo era dar un rodeo hacia el Oeste y entrar justo por la dirección contraria a la calle de su casa, así evitaría el puente y el árbol. Estuvo tratando de recobrar valor mientras caminaba, pensando que jamás ese ser se había cruzado con ella, nunca la había enfrentado, por qué sería diferente esa noche?. Nunca había ido más allá, sólo sentía su presencia. Y si había llegado el momento?, y si estaba siendo confiada?, lo de su hermano fue un aviso!. Ella sabía que podía suceder en cualquier momento, por qué ser tan optimista al respecto?. No debía estar tan tranquila. Y además lo que fuese que estaba allí, sabía que ella no había llegado a casa. Y además, sabía que ella volaba. Dios! no sería esto último algo para lamentarse luego?.

Ya cansada decidió ir hacia el Oeste como en principio lo pensó. Se dirigió a una calle solitaria y saltó a volar, fue en dirección a la urbanización Bello Monte y subió al Norte en dirección al gran Ávila, para luego empezar su giro al Este y llegar en dirección contraria como era su plan. Estaba muy tensa. Tenía muchos sentimientos, sensaciones y pensamientos mezclados dentro de sí y se sentía muy sola. Eso era lo que más la afectaba, la soledad en la que se sentía sumergida. No contaba con nadie para socorrerla en estos momentos, no había un padre o amante protector, no podía mezclar a sus seres queridos en ésto, no podía ir a las autoridades a formular denuncias o a pedir ayuda, se reirían de ella. Estaba sola.

Ya iba rumbo al Norte, estaba sobrevolando Las Delicias cuando creyó ver una forma como de un animal muy pequeño en medio de la calle, siguió pero giró su cabeza por curiosidad, para tratar de divisar lo que había dejado atrás. Al voltear hacia atrás, de reojo creyó ver algo a lo lejos a la misma altura de ella en el aire. La forma de abajo dejó de tener interés para ella, y se volvió para divisar lo que no logró distinguir en un principio arriba. Era un ser alado igual a ella, venía justo detrás, pero a una distancia bastante separada, unos quinientos metros.

Lo supo enseguida, era el mismo ser que la acechaba, era él, no había duda. Empezó a volar más rápido, cambió el rumbo nuevamente al Oeste, no quería ir hacia la casa, eso sería un error. Empezó a volar tan rápido y tan desesperadamente que no podía abrir los ojos, el choque del aire en su rostro la hacía lagrimear, tenía que entrejuntarlos lo suficiente como para dejar sólo, una pequeña línea entreabierta entre los párpados. Volteo hacia atrás, él venía siguiéndola! Está cerca!. Al parecer él era más rápido. Pero no podía sucumbir tenía que escapar!. Siguió volando sin saber hacia dónde ir. Volteaba y él continuaba a la misma distancia apenas unos cincuenta metros de ella.

El tiempo pasaba y ella seguía en el aire volando desesperadamente, y él, continuaba a la misma distancia. Sentía que en cualquier momento la fatiga la haría sucumbir. Y el ser alado, parecía jugar a cansarla, a agotarla, hasta que se rindiera!. Ya no volteaba, trataba de concentrarse y de pensar qué hacer?. Justo en ese momento, vió como él pasó a unos tres metros de distancia por debajo de ella. Su reacción fue girar hacia la derecha inmediatamente. Sintió unas fuerzas dentro de sí que la hicieron ganar mayor velocidad. Se fue rumbo hacia la autopista, él iba detrás de ella, a unos quinientos metros de distancia nuevamente. Le había sacado ventaja!.

Sintió la adrenalina que estallaba en su cabeza. Era una mezcla de miedo, desesperación y a la vez una sensación morbosa que le generaba una extraña mezcla de pensamientos: él era alado, estaban probando sus fuerzas y destrezas, sabía que era de temer, sentía el peligro. Y no podía dejar de experimentar un extraño placer a pesar de ello. La velocidad, el reto, ése estado químico de su cuerpo sobreexitado, le hacían sentir una furia loca, desmedida y placentera. Hubiese podido lamer el borde de una navaja afilada con placer, en ese preciso momento...

Empezó a bajar y pasaba por debajo de puentes y autopistas, podía sentir el aire que lastimaba su cara y ojos. Pensaba que eso era mejor que cualquier moto de alta cilindrada a su mayor potencia. Era algo inigualable. Era maravilloso como podía volar a más de doscientos kilómetros por hora y a la vez girar de inmediato. No había semáforos, rayados, tráfico. Solo su persecutor y ella. Y ahora ella llevaba la ventaja y sabía que ésta vez, no era por decisión de él, sino de las hormonas y química de su cuerpo que no se rendían a ser presa fácil. Se sentía capaz de retarlo, se sentía irreverente, capaz de provocarlo. Él, la seguía e imitaba sus piruetas desde lejos.

No sabe en qué momento simplemente desapareció. A dónde había ido?, la estaría acechando y no lo podía divisar?, sería un truco para que ella se confiara?, no lo sabía. Sobrevoló la zona buscando indicios de él, pero ya no estaba allí. Esperó un rato, pero pronto amanecería, no lo pensó más y fue rumbo a casa. Buscaría a Hanna y ropa y se iría a casa de alguien; no sabía a ciencia cierta dónde pero lo haría.

Llegó a casa. Estaba todo en penumbra. Abrió la puerta con sigilo, encendió las luces del salón principal y se detuvo a observar a su alrededor, todo parecía estar en orden. Hanna debía estar en el patio durmiendo. Fué encendiendo las luces por donde iba pasando, su corazón se aceleraba cada vez que entraba a un tramo oscuro de la casa. Revisó cada rincón de la planta baja, todas las ventanas estaban cerradas y sabía que ella misma, se había asegurado de dejar todas las de arriba con cerrojo antes de salir en la mañana. Se sintió más tranquila. Subió las escaleras y empezó a encender las luces de la parte alta de la casa. Revisó el estar. Todo estaba igual como lo habían dejado en la mañana. Se dirigió a su habitación, abrió la puerta y fue en dirección al interruptor. Desde su ventana se veía la luna llena enorme, gigante! aunque pronto amanecería.

ORLET LUNA

Noviembre, 2008

1 comentario:

LaPolachini dijo...

EXCELENTE!!! No se como decirte porque no soy quien para opinar... pero me ha gustado tanto... es increíble Orlet... te Felicito... no pares